Noviembre: Mes de la Diabetes y la Importancia de Cuidarnos
Noviembre es el Mes de la Diabetes, una oportunidad clave para crear conciencia sobre una condición que sigue en aumento y que impacta de manera desproporcionada a las personas con discapacidades intelectuales y del desarrollo (IDD). Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los adultos que viven con diabetes superaron recientemente los 800 millones en el mundo, más del cuádruple desde 1990.
En Estados Unidos, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) estiman que 38.4 millones de personas —el 11.6% de la población— tienen diabetes. Entre las personas con discapacidad, la prevalencia es aún mayor: se estima en 16.2% (1 de cada 6), frente a 1 de cada 14 en quienes no tienen discapacidad.En la comunidad IDD confluyen factores que elevan el riesgo.
Los desafíos físicos y cognitivos pueden derivar en menor actividad física, especialmente en quienes presentan dificultades de movilidad. La inactividad, a su vez, aumenta la probabilidad de obesidad, hipertensión y colesterol alto, todas condiciones estrechamente ligadas al desarrollo de diabetes tipo 2.
“El desafío para las personas con IDD es que enfrentan múltiples barreras para mantener una actividad física adecuada: coordinación motora limitada, condiciones médicas concurrentes, escaso acceso a programas adaptados y apoyos insuficientes. Sin intervenciones específicas, esto puede generar estilos de vida sedentarios y un mayor riesgo de complicaciones secundarias”, explica el Dr. Craig Escudé, médico de familia, especialista en IDD y presidente de IntellectAbility.
La alimentación también representa un reto. Muchas personas con IDD dependen de rutinas familiares y pueden rechazar alimentos si no tienen cierta textura, sabor o color, o si se apartan de lo habitual. Estas particularidades, sumadas a la inseguridad económica —debido a menores oportunidades laborales—, dificultan la adopción de dietas equilibradas y fomentan el consumo de alimentos procesados, altos en azúcares y pobres en nutrientes.
Una vez diagnosticada la diabetes, el monitoreo frecuente de glucosa y la administración de insulina pueden generar angustia debido a la sensibilidad sensorial, las barreras de comunicación y la necesidad de cuidadores capacitados.
Detectar de forma temprana los signos de inestabilidad es vital. En personas con IDD, estos pueden incluir:
– Cambios repentinos de conducta o estado de ánimo
– Sed o micción aumentadas
– Fatiga inexplicada o debilidad
– Mayor número de caídas
– Heridas que tardan en cicatrizar o cambios en la piel
En este Mes de la Diabetes, recordemos que cuidarnos es un acto de amor y responsabilidad. Fomentar hábitos saludables, promover el acceso a programas adaptados y brindar apoyo constante puede marcar una diferencia significativa en la vida de las personas con IDD y en toda nuestra comunidad.




